lunes, 2 de septiembre de 2013

Opeth - Ghost Reveries (2005)

Cuando hablamos de "Ghost Reveries", estamos hablando del último gran disco de Opeth, y posiblemente de la culminación del estilo que iniciaron con "Orchid" allá en 1995. Aunque hay gente que ve un cambio de rumbo tras la edición de "My Arms Your Hearse", para mí la evolución de la banda fue muy natural hasta llegar aquí.

Podríamos decir que Opeth, dio con la tecla de éxito en la grabación de "Blackwater Park", y la fórmula de dicho álbum fue reutilizada en "Deliverance", con una vertiente más dura, y en este "Ghost Reveries", en una vertiente más progresiva.

Este es el primer álbum en el que Opeth incluye un teclista en su formación (Per Wiberg), y aunque en discos anteriores ya habían utilizado teclados y piano en algunas canciones, en esta ocasión los teclados y sintetizadores abundan más en la música. Lo cierto es que están metidos con mucho criterio, y en ningún momento sientes que sean unos "intrusos" en la música de Opeth.

Siguiendo con los cambios de formación, este es el último que grabaron el batería Martin López y el guitarrista Peter Lindgren. Ya durante la gira de "Deliverance", Martín López había sido sustituido por Martin Axenrot, creo que debido a problemas de ansiedad de López. Finalmente, el propio Axenrot, que ya era compañero de correrías de Mikael Åkerfeldt en Bloodbath, se quedaría como batería en la banda. Lo cierto es que no ganaron con este cambio. La salida de Peter Lindgren se produciría de manera voluntaria en 2007.

Entramos de lleno en el álbum con "Ghost of Perdition". Es la canción que abre el álbum, y la primera por encima de los 10 minutos. Y es que nada menos que cuatro de los temas, están por encima de esa cifra. La canción entra muy bien desde las primeras escuchas, y si hay que ponerle un pero, sería que quizá tiene demasiadas partes diferentes, pero en todo caso coherentes entre sí.

"The Baying of the Hounds" es una de las mejores canciones del álbum, agresiva, con ciertos toques rockeros y una parte central acústica muy buena. Casi sin pausa, continúa la chicha con "Beneath the Mire", otro tema bastante cañero y progresivo, con un final brutal.

"Atonement", introduce el primer parón en el disco, y es una canción bastante atípica. Se trata de un tema con un espíritu setentero, hipnótica, y con unas voces muy envolventes. El pack "Reverie / Harlequin Forest", es quizá la canción más completa del disco. Tras la pequeña intro que imagino corresponde con "Reverie", comienza un temazo al más puro estilo Opeth, que va in crescendo para finalizar con un ritmo apoteósico, en la línea del final de "Deliverance". Sin duda, merece la pena escucharla bien, aunque es inevitable que surjan comparaciones con el propio tema de "Deliverance".

"Hours of Wealth", es una canción acústica, lentita y muy emotiva, que da paso a "The Grand Conjuration". Esta canción, en su versión corta, fue el single del disco. Es una canción muy cañera, con un ritmo bastante pegadizo, pero que en el conjunto del álbum, es quizá la más floja de todas.

"Isolation Years" es de nuevo una canción acústica de algo menos de cuatro minutillos, que cierra el disco con un sobresaliente, y te deja con las ganas de volver a poner la pista número uno.

A partir de este álbum, Opeth ya no ha vuelto a ser lo mismo, y a tenor de lo escuchado en "Heritage", ya no lo volverá a ser. La banda ha dejado atrás ese Death progresivo que les hizo famosos, y ha evolucionado su sonido hacia el Rock. No creo que una vuelta atrás ya sea factible, así que habrá que conformarse con lo que Opeth ofrece a día de hoy.

La formación que graba el disco:

Mikael Åkerfeldt: Voces, Guitarra, Mellotron
Peter Lindgren: Guitarras
Martín Méndez: Bajo
Per Wiberg: Teclados
Martín Lopez: Baterías

Nota Final: 9/10


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